Lo que Jesús enseña es que puede suceder que los que recibieron la gracia y el llamado primeramente no merezcan tanto como los llamados a última hora; no es el tiempo del llamado, sino la generosidad de la respuesta lo que nos va a acercar a Dios, consiguiéndonos la salvación y la santificación; no basta, por otra parte, comenzar, si no se persevera en la práctica del bien y de la virtud; no basta responder, sino que es preciso responder con generosidad a las gracias recibidas.
San Beda (santo ingles del siglo VIII) ilustra esta frase de Jesucristo de esta forma: “fíjate en Judas, que de apóstol se convirtió en apóstata, y aprende que muchos primeros pueden ser últimos. Fíjate en el buen ladrón, que el mismo día en que fue crucificado por sus pecados, gozó con Jesucristo en el Paraíso de la gracia de la fe y aprende que también los últimos pueden llegar a ser los primeros”. (Alfonso Milagro)
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